Sin saber de vino.

De vino como de física cuantica, ni idea. Para ser entendido en algo, como en todo, te tiene que gustar.

Siendo de pueblo algún Master que otro catando vino llevo a mis espaldas, ahora que lo descubren los pijos está de moda, cuando lo de ir de bodegas es más viejo que Matusalen, hay que joderse. Eso sí, con la pasta que maneja el sector el tema a cambiado pero mucho. De ir con cuatro amigos y el anfitrión a bodegas que parecen catacumbas, llenas de telarañas, lúgubres pero auténticas (que vas por lo que vas que si no pensarías que estas con Pajares y Ozores en El liguero mágico), hemos pasado a ir con todo un autobus, de visita guiada, a bodegas que parecen museos de arte contemporaneo.

Ya no es lo que era, con lo majo que es el momento en el que, después del primer trago, el anfitrión está esperando el veredicto como si de un "ha sido niño" se tratase. Joder, si no me ha dado tiempo casi a probarlo, pero por si acaso ya tengo la cara de poker preparada, frunciendo las cejas digo en voz baja pero asegurándome que me oiga: "cojonudo". El anfitrión respira ante la aprobación y se hincha más que el muñeco de Michelín, eso me da un tiempo de margen para "asimilar" lo que queda del trago porque a continuación dice: "prueba este" y como no, a probar. "Prueba el blanco", otro más, "ahora el del año del crío", no vas a quedar mal, "el de la cría", ahí que va. Bueno que te saquen un poquico de jamón para pasarlo, pero cuando veas las pastetas tiembla, después viene el torpedo, notas hasta la estela del vino cuando baja hasta el estómago y como se sube a la cabeza y hace ¡¡¡PUM!!!

Esto del bien quedar no sé si es mejor o peor. Si por quedar bien te hacen probar media bodega igual la pruebas entera, hasta que te encuentran uno que te guste, si dices que no te va.

La cultura del vino para el que le guste porque sin saber de vino las únicas impresiones que yo consigo degustar son un dolor de cabeza que no se pasa ni con una aspirina del tamaño de un bombo.